lunes, 13 de octubre de 2014

Subida a la sierra

Queridos feriantes, este fin de semana ha estado repleto de aventuras más o menos extrañas y exóticas. Como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.
Inicialmente, tanto mi chica como yo decidimos tomarnos unos días con calma. Como bien sabréis, los meses de agosto y septiembre están plagados de fiestas populares, al menos por el sur del país, que es donde tratamos de sobrevivir nosotros. Así pues, ya era hora tener un poco de tiempo de calma y asueto tras tanta marcha.
Tanto es así que decidimos ir el sábado por la mañana hasta el Valle Perdido a hacer un poco de senderismo, tomar una cervecita en el bar y dar un paseo con nuestros perritos. Para quien no lo sepa, este es un lugar precioso y encantador de la orografía murciana. Está muy cerca de la Fuensanta. Si algún feriante no lo conoce, ya le está faltando tiempo.
Pero claro, estando nosotros por en medio, no podía ser todo coser y cantar. Tras un buen rato de preparación para la excursión, al fin llegamos hasta el coche, los perros en sus habitáculos correspondientes, todo ok y... ¡Desastre! Ni una gota de batería.
Debemos dar las gracias a Paco, uno de los vigilantes de nuestro garaje. Sin su ayuda, difícilmente hubiésemos pisado aquellos parajes el pasado sábado. Nos tocó excursión en tranvía hasta el Carrefour más cercano, compra de batería (que por cierto, pesan como un muerto), vuelta al nido, cambio de cromos con su inestimable colaboración y, por fin, a eso de las tres de la tarde, pudimos tomar la ruta del Valle Perdido.

Eso sí, debo decir que mereció la pena esperar. Como podéis observar en la foto, gracias a las lluvias recientes, el paraje está en un momento maravilloso. Ese verde claro y nítido en el suelo que contrasta con la espesa vegetación y el arbolado alto, ofrecen al ojo humano una visión fantástica y serena.
Los perritos corrieron y disfrutaron como niños, y nosotros nos llenamos del espíritu sereno, las maravillosas vistas de la ciudad de Murcia desde una atalaya inigualable, el olor a pino, a romero y a tomillo, las canalizaciones estrechas por las que baja el agua del otoño y los senderos pedregosos por los que te esperan visiones fantásticas después de cada curva o recodo.
Eso sí, tengo que añadir, queridos feriantes, que la gente puede llegar a ser bastante irrespetuosa, por usar una fórmula educada. Si bien es cierto que cuanto más subes por los senderos, más limpio está todo, la zona cercana a los parques y quioscos es un auténtico horror. Papeles, plásticos, botellas, condones usados y todo tipo de obstáculos y basura que dan vergüenza ajena. ¿Cómo se puede estar en un lugar tan maravilloso y paradisíaco y ser tan insensible y borrico?
Pero bueno, queridos feriantes, no quiero acabar este post de hoy siendo negativo. Fue una visita fantástica en la mejor compañía que puedo tener y desear. Eso es lo importante. Pasaos mañana, a ver qué pasa.

2 comentarios:

  1. Lo apunto para cuando tenga la moto XD

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    1. Seguro que allí te lo vas a pasar pipa. Avisa si quieres y vamos juntos, verás que gozada, jejeje. Con moto incluída ;)

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