martes, 7 de octubre de 2014

Sin mucho que decir

Hoy, queridos feriantes, debo decir que aparezco por este blog sin demasiado que decir. Ha sido un fin de semana algo desenfrenado, podría contar mil aventuras, pero, francamente, no me apetece demasiado.
Así pues, no tengo grandes cosas que añadir, salvo que he escrito un post en mi blog profesional en el que soy bastante sincero, en lugar de vender mis maravillosos servicios y mis inigualables capacidades. Igual exagero un poco, pero hace años que perdí a mis abuelas. 
El caso es que con el tiempo, como dice mi chica, te empiezas a hartar de gente tóxica que solo lanza vertidos indeseables sobre tí. Personas que buscan el lío y la gresca, el dinero fácil y la falsedad y una palabra que me voy a inventar que sería algo así como el “bienquedismo” (osea, querer quedar bien, aunque no merezca la pena).

Por eso no quiero trabajar para gente que no merezca la pena. Sé que es algo muy arduo, que requiere armarse de paciencia y tranquilidad. Además, reduce mucho el campo de visión y acción. Pero hay una cosa clara en la vida. ¿Trabajar para indeseables? ¿Trabar amistad con mala gente? Al final, ¿hacia dónde te conduce eso? ¿Qué te aporta?
Bueno, queridos feriantes, reflexionad un poco sobre las grandes preguntas que aquí aporto y pensad qué queréis y qué buscáis en vuestras vidas. Y, si os apetece, pasaos mañana, a ver qué pasa.

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