miércoles, 24 de julio de 2013

Montando mi película

Queridos feriantes. ¿Alguien es de esos que va por la calle imaginando la vida de los demás?
Me explico. Recientemente he estado trabajando en un pueblo de Murcia. Todas las mañana iba andando al "curro". Y me encontraba con algunas caras habituales en mi paseo. Gente a la que ya sentía que conocía. Gente a la que deseaba saludar como si fuésemos amigos de siempre. Gente de la cual me inventé su historia. Así de "freak" puede llegar a ser uno...
Por ejemplo, un tipo con sus cascos al que llamaba "Crackermicrack". Nunca olvidaré sus andares bamboleantes, su mirada friki, sus cascos blancos y su chaqueta y camisas, que pese al calor, intentablan no abandonarle jamás. ¿Qué música escucharía? ¿A dónde se dirigiría? ¿Cómo sería su vida? No lo se, pero a mi me parecía un crack.
O la señora "Pasado Brillante". Una señora que salía todas las mañana a andar con una amiga. Rubia, de pelo liso. Delgada. Elegante. Con sus gafas de sol tipo policía texano. Una belleza de señora, ya entrada en años, que debió haberse llevado a medio pueblo de calle en su juventud.
El último de los destacables era el "poeta venido a menos". Ese señor algo extravagante, con mirada perdida, pelo rizado y canoso, andares cansados, siempre acompañado por su Yorkshire que hacía lo que le daba la gana y le daba una buena cantidad de disgustos...
¿Qué de gente hay suelta por el mundo? ¿Qué pensarán ellos de mi? A saber...

De aventuras

Queridos lectores feriantes. Recientemente he tenido la suerte y el honor de conocer a una persona especial. Uno de esos seres que brillan con luz propia y hacen que tu vida sea más amena, agradable y divertida.
Y precisamente hablando de diversión, he tenido la suerte de compartir alguna que otra escapada que ha merecido la pena.
Si me lo permitís, os voy a aconsejar algunos lugares que hemos descubierto recientemente y que nos han sorprendido y  entusiasmado a partes iguales. Por ejemplo, la estancia en un pequeño hotel de Sant Joan d'Alacant, llamado "Torre Sant Joan". Un hotelito de dos estrellas la mar de "freak", capitaneado por una peculiar señora inglesa y los que nosotros supusimos que podían ser su hija y el novio de esta. Nos gusta montarnos nuestras películas, ¿qué le vamos a hacer?
Un sitio tranquilo, que dispone de una excepcional piscina, una barbacoa muy apetecible, unas habitaciones sacadas del siglo XIX, unos desayunos peculiares, por llamarlos de alguna forma, un entorno extraño, un jardín fantástico y una estancia cuando menos, inolvidable... aquí cada uno que lo interprete como quiera. Eso si, los mosquitos tiene pedigrí.
No es el único sitio peculiar que hemos visitado y disfrutado. Descubrimos un fantástico restaurante japonés en una de las terrazas más altas del Altea, el "Juan Ting". Por cierto, por si alguien se lo pregunta, Juan es nombre de señora en Japón. O eso creemos. Un lugar privilegiado, junto a la torre de la iglesia, con una excelente carta y un servicio muy majo. Me queda pendiente un U-don que no pienso perdonar.
Y también en Altea, en la plaza de la iglesia, encontrarás el bar museo del captián Kurt, o mascarada, o yo que se como se llama. Algo así. Hacen cócteles. Algunos inventados por ellos. Yo probé el "Orgasmo en Altea". Ahí queda eso...
Pero si lo que te apasiona es la tranquilidad, el romanticismo, o simplemente echar un buen polvo en un jacuzzi, no te pierdas en Agua Amarga, perteneciente a Níjar, en el Cabo de Gata, el hotel "El tío Kiko". Tipo colonial, con una piscina de escándalo, jacuzzi en las habitaciones, dueños agradables y divertidos, calma y sosiego y un entorno que invita desde la relajación más absoluta a la lujuria más desenfrenada.
Y para reponer fuerzas, a un par de kilómetros te vas a comer o cenar a "la Chumbera" y te coronas.

Comer y sonreir en "Freaklandia"

Vamos a ver feriantes. ¿Quién dice que no se puede comer y pegarse unas risas a la vez? Y no quiero con esto decir que las risas vengan provocadas precisamente por la compañía de comensales.
Esto quiere decir que a veces, el "frikismo" de ciertos restaurantes, por los motivos que sean, hace que el deglutir en sus locales se convierta en todo una experiencia extrasensorial.
Yo soy de Murcia, y aquí han proliferado en los últimos años una serie de locales que hacen el hecho de comer en ellos toda una aventura cercana al surrealismo.
Me explico. Por ejemplo, el restaurante chino "Hong wai lou". Más allá de su carta llena de divertidas erratas como "movi" "gambal", más alla de su excelente y apetitosa cocina china, pero china de verdad, no la del rollito de primavera y el pollo con almendras, está la extravagante personalidad de su dueña. Una señora a la que prácticamente le va a dar igual lo que pidas, pues al final acabarás comiendo lo que ella quiera.
Si seguimos por el camino de la comida oriental, nos encontramos con un asiático bastante bueno. El "Sakurando Teppanyaki". Y precisamente en su teppanyaki, donde te cocinan la comida en el acto ante tu absorta mirada, el habilidoso caballero que te prepara el menú te puede decir en un momento dado: "¿taltillaaaaaboca?". Bien, pues si tu respuesta es "si", prepara tus reflejos, pues unos segundos antes ha preparado una especie de tortilla en la plancha, la habrá troceado y comenzará a lanzártela a la boca para que intentes cogerla.
Siguiendo con la comida étnica, ha llegado a la ciudad el "Bantamba". Un lugar de comida senegalesa donde puedes degustar gambas secas, mojitos africanos o chupitos picantes a la vez que escuchas música en directo. Insuperable. Y la camisa de flores de su dueño, otro tanto. Eso si, delicioso todo.
Y para acabar... de momento... nos quedamos con un señor de Javalí Viejo. El Pollo Rockero. Ese tipo desternillante y peculiar que dicen montó su restaurante en los bajos de la casa de su madre para dar de comer a los colegas. La cosa ha ido a más, y se ha convertido en un lugar de culto, de peregrinaje gastronómico.
Yo le he visto combinar sobrasada con "petazeta". Ahí queda eso.