miércoles, 10 de septiembre de 2014

No pretendo ser oportunista

No pretendo ser oportunista, como bien reza el título de este artículo. Todo cuanto escriba a continuación va a ser parecido a cómo lo había planteado anteriormente. No obstante, la realidad me ha llevado a crear una comparativa que espero que ningún feriante entienda mal.

La muerte de este banquero tan famoso que ha acaecido hoy es una desgracia. Nunca debemos alegrarnos del mal ajeno, por mucho que en demasiadas ocasiones parezca un deporte nacional. Por otro lado, también andan hospitalizados los máximos jerifaltes de unos conocidos grandes almacenes de la corte británica y de una entidad crediticia con nombre de una famosa ciudad catalana. Todo ello me lleva a pensar en el dinero y en mi verano.
En el dinero por la sencilla y obvia razón de que por mucho que acumules a lo largo de tu vida, vas a acabar igual. No importa si has vivido como un rey o como un pordiosero. Al final, mueres y todo se termina. De tí depende cómo lo quieres hacer y qué herencia deseas dejar en el mundo.
En lo referente a mi verano, muchos feriantes se extrañarán. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues es sencillo. Cuando estás con la persona que quieres y compartes momentos inolvidables con ella, la vida es mucho más sencilla y bonita. Y es en ese momento cuando aprendes que no hace falta tanto para acercarse a la felicidad.
Yo mismo, en otros momentos de mi vida, he deseado tener más y más. Pero es ahora, cuando menos tengo, cuando he logrado al fin hacer de la necesidad virtud. Cada día busco menos para estar tranquilo y feliz. Mi chica, mi familia, mis buenos amigos y mis perritos. Una vez completado esto, con tener los gastos mínimos cubiertos, estoy encantado.
La defunción de este señor tan rico y cuyo banco ha hecho daño a tanta gente, algunos muy conocidos y queridos por mí, me hace reflexionar sobre la vida y la muerte. A él ya no le importa el legado que deja. Sus números son increíbles y un montón de pelotas y cretinos le alabarán como a un dios de las finanzas. ¿Quién sabe? Igual era una bellísima persona en su fuero interno y con su gente. Pero el legado que a mí me deja es malo. No le conozco de nada, no entiendo por qué su entidad trata así a las personas y lo tienen que sufrir mis seres queridos. No somos menos que él aunque no tengamos tanto dinero.
Me despido ya, queridos feriantes. Siento si he estado muy negativo o reflexivo. Tiene que haber momentos para todo. Al menos he tenido un verano maravilloso junto a los míos y la vuelta al “cole” va por buen camino. Sed felices.

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