miércoles, 2 de julio de 2014

Feriantes en faena

La vida de un feriante nunca cesa. Hay pocos días de asueto en el largo y complejo transcurrir de la existencia de una persona que tiene serios problemas para estar quieto.
No obstante, no debemos olvidar que la inquietud es un arma excelente. La gente así siempre está buscando algo nuevo. Experiencias, aventuras, lugares, personas... No hay que dejar pasar cualquier oportunidad que la vida nos ofrezca para vivir aquello que deseamos.
Nos están educando de una forma conservadora para que nos conformemos con lo que nos dan. Coge lo seguro y olvídate de las aventuras, de tus sueños y de hacer lo que realmente quieres que sea tu vida. Pero un feriante no es así. Nosotros cogemos al toro por los cuernos y nos atrevemos. Es cierto que llevamos ya unas cuantas cornadas, pero aun así merece la pena.
Tomar la decisión correcta no siempre es fácil. Si te ofrecen un trabajo, puedes decir que has acertado porque tienes ingresos. Pero no sabes si al día siguiente te van a dar uno mejor, que se ajuste más a lo que eres o lo que quieres.
Todo son decisiones. Yo, por ejemplo, como feriante, en los últimos días he dejado varios trabajos que no solo no me llenaban, sino que me estaban quitando el sueño y el apetito. Era dinero, pero no me merecía la pena.
Unos días después, me han llegado oportunidades con las que soñaba y sabía que podía tener tarde o temprano. Y no me arrepiento de mis decisiones pasadas. Trato de vivir la vida tal como viene, con calma, humildad e ilusión. Hago lo que se, como puedo y lo mejor que soy capaz. Eso me permite tener la conciencia tranquila y disfrutar de la vida y del tiempo libre.
Bueno, queridos feriantes. Me despido por hoy. Se que he estado quizás algo denso, pero me apetecía contarlo. Ahora, si sois tan amables, pinchad en nuestra estupenda publicidad, que le vendrá muy bien a nuestras arcas y bolsillos, jajajaja ;).

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