lunes, 26 de agosto de 2013

Viaje sin rumbo fijo (I)

La vida puede ser maravillosa.
Mientras mi colega Pin anda de cita con su destino, tratando de reencontrar sensaciones perdidas doce meses atrás, yo me encuentro envuelto en un viaje sin rumbo claro y dudosa meta.
Viajar es una bonita costumbre. Viajar bien acompañado es fantástico. Viajar junto a mi feriante particular es maravilloso.
Tras un verano corto pero intenso, ahora nos embarcamos en una nueva aventura. Una aventura excitante y divertida. Una aventura que pondrá punto final a nuestro verano, pero punto y aparte a nuestras "feriantadas" y punto y seguido a nuestras vidas.
Es importante mirar siempre hacia delante. Aprender del pasado, vivir el presente y no volverse loco con el mañana, pues es posible que no estemos aquí. Los feriantes no nos solemos guardar nada para la vuelta. Es un camino de ida, sin retorno. Un camino en el que vivir el presente es primordial.
Pero bueno, feriantes varios, vamos al tema. Tras un mes veraniego de lo más variado, salpicado por fiestas aguileñas y mangueras, viajes alpujarreños trufados de gran comida de la zona y piscinas desconchadas y antediluvianas y mal servicio pero excelente disfrute en hoteles de cinco estrellas (inmerecidas a todas luces), mi feriante de referencia y yo nos hemos lanzado a la aventura.
Primera parada, San José, en Níjar, Almería. Llegada, búsqueda de hotel sin prisa, cervecita fría acompañada de excelentes empanadilas y comida tardía en "Kalimba". ¿Y qué es "Kalimba"? Es un bar muy particular. Cervezas varias, ambiente variado y ecléctico, olorcito a peta, mojitos, comida peculiar y muy apetecible, pompitas de jabón (no es broma). Todo un descubrimiento.
Ahora me encuentro en el hostal "El Dorado". Y ojo, lo de hostal no hace honor a las instalaciones. Grandes vistas, cama cómoda, piscina pequeña pero matona... Un lujo.
¿Y mañana? mañana, desayuna y segunda etapa. Pero eso será mañana.
Besos

No hay comentarios:

Publicar un comentario