lunes, 25 de noviembre de 2013

Cuidado con el bolsillo

Salir a tomar tapas es un gran placer. Salir a tomar unas cervezas en buena compañía. Dar una vuelta con amigos y "echar" unas risas. Todo ello resulta muy placentero, queridos feriantes. Pero cuando esto se desmadra... mejor no hacer preguntas.
Y es que... ¿A quién no le ha pasado el "salgo un ratito a tomar algo" y acabar dios sabe donde y con quién? ¿Quién no ha empezado a tomarse una tapa en su barrio y se le ha ido de las manos? ¿Alguno de vosotros no habéis salido en plan monjita a no gastarse mucho y dejarse la asignación de dos semanas en una tarde? Pues a este feriante que suscribe le sigue pasando.
Queridos todos, pasan los años. Nos hacemos más viejos. Llevamos peor el exceso de acción. Pero ante un buen plan no planeado, valga la redundancia, pocos feriantes serán capaces de resistirse. ¿Por qué? Porque estas situaciones te llevan a llenar tu casa de cucharillas para cócteles, empezar cenando en un mejicano y acabar metiendo la mano en una olla gigante con hielo y quintos o tomarte chupitos de tequila en un bar que no sabías ni que existía.
Amigos, nos hacemos mayores. Pero a veces hay que decir: ¡Qué coño! ¡Viva la vida del feriante!

No hay comentarios:

Publicar un comentario