miércoles, 24 de julio de 2013

Comer y sonreir en "Freaklandia"

Vamos a ver feriantes. ¿Quién dice que no se puede comer y pegarse unas risas a la vez? Y no quiero con esto decir que las risas vengan provocadas precisamente por la compañía de comensales.
Esto quiere decir que a veces, el "frikismo" de ciertos restaurantes, por los motivos que sean, hace que el deglutir en sus locales se convierta en todo una experiencia extrasensorial.
Yo soy de Murcia, y aquí han proliferado en los últimos años una serie de locales que hacen el hecho de comer en ellos toda una aventura cercana al surrealismo.
Me explico. Por ejemplo, el restaurante chino "Hong wai lou". Más allá de su carta llena de divertidas erratas como "movi" "gambal", más alla de su excelente y apetitosa cocina china, pero china de verdad, no la del rollito de primavera y el pollo con almendras, está la extravagante personalidad de su dueña. Una señora a la que prácticamente le va a dar igual lo que pidas, pues al final acabarás comiendo lo que ella quiera.
Si seguimos por el camino de la comida oriental, nos encontramos con un asiático bastante bueno. El "Sakurando Teppanyaki". Y precisamente en su teppanyaki, donde te cocinan la comida en el acto ante tu absorta mirada, el habilidoso caballero que te prepara el menú te puede decir en un momento dado: "¿taltillaaaaaboca?". Bien, pues si tu respuesta es "si", prepara tus reflejos, pues unos segundos antes ha preparado una especie de tortilla en la plancha, la habrá troceado y comenzará a lanzártela a la boca para que intentes cogerla.
Siguiendo con la comida étnica, ha llegado a la ciudad el "Bantamba". Un lugar de comida senegalesa donde puedes degustar gambas secas, mojitos africanos o chupitos picantes a la vez que escuchas música en directo. Insuperable. Y la camisa de flores de su dueño, otro tanto. Eso si, delicioso todo.
Y para acabar... de momento... nos quedamos con un señor de Javalí Viejo. El Pollo Rockero. Ese tipo desternillante y peculiar que dicen montó su restaurante en los bajos de la casa de su madre para dar de comer a los colegas. La cosa ha ido a más, y se ha convertido en un lugar de culto, de peregrinaje gastronómico.
Yo le he visto combinar sobrasada con "petazeta". Ahí queda eso.

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